FAMILIA CRISTIANA Y CULTURA UNA RELACIÓN DINÁMICA
Ignacio Acedo
Cada persona, hombre o mujer, en todas sus dimensiones: psicológica, social, cultural, corporal, lengua, religiosa…es fruto, poco o mucho, del ambiente familiar y de la cultura donde nace, crece y se desarrolla. Familia y cultura, independientemente del significado y sentido tan plural y diverso que tienen estas dos palabras hoy, siguen siendo moldeadoras de lo que es cada ser humano.
Tanto el significado como las formas matrimoniales-familiares dependen, en gran parte, de una cultura dada. Pero también son expresión dinámica de esa misma cultura, a la vez que son generadores o creadores de cultura. En este sentido, hay que reconocer a la familia con su estructura y funciones, una capacidad privilegiada de transmisión de cultura, es decir, de valores, costumbres, normas, rituales… y a la vez una capacidad de ser creadora de cultura nueva, es decir de promover valores y formas nuevas de expresión, de relación de trabajo, de ordenación de la vida familiar y social. Esto que parece tan evidente, hace ya unos cuantos años que es cuestionado en la medida que se dan nuevas formas de familia.