Hace años, desde el 19 de marzo de 1882 (143, por tanto), que el templo expiatorio de la Sagrada Familia de Barcelona celebra el aniversario de la bendición y colocación de la primera piedra. Hacía por lo menos trece años, desde 1869, que el templo, nacido en el corazón orante de san Josep Manyanet (1833-1901), salía a la luz pública por medio de una carta dirigida a su obispo, Josep Caixal, de Urgell, para que lo presentara al papa Pío IX y a los obispos españoles reunidos en el concilio Vaticano I, en Roma. Manyanet mismo anotó al pie de la copia de esta carta, de puño y letra, que había comunicado «este pensamiento» al Sr. José M. Bocabella, librero barcelonés, que, en 1866, después de haberse encontrado con el sacerdote Manyanet en 1865, había fundado la «Asociación Espiritual de Devotos de San José» y la revista El Propagador de la Devoción a San José, para pedir la intercesión de san José a favor de la Iglesia y del Papa.
El Blog Sagrada Familia afirma que «paralelamente, el padre Josep Manyanet, defensor del modelo familiar de la Sagrada Familia, conoció la iniciativa impulsada por Bocabella, y se hizo socio de la Asociación y suscriptor de la revista. Además, en uno de sus viajes [a Barcelona, en 1865] conoció a Bocabella y a su familia, y se estableció una estrecha relación entre ambos, lo que hizo que el padre Manyanet compartiese con él la inspiración que había tenido de construir un templo nacional en honor a san José y la Sagrada Familia. Como era de esperar, la idea no solamente fue bien recibida, sino que Bocabella, en abril de 1874 [no en 1871]…, recuperó la idea del padre Ma nyanet», y la publicó en El Propagador.
En un principio, por la declaración jurada de varios testigos del proceso de canonización de José Manyanet, y por otros documentos, consta que tanto Bocabella como su hija Francisca y yerno Manuel de Dalmases mantuvieron
buenas relaciones con el sacerdote Manyanet y el parecer de este era tenido en consideración. El Propagador publicó muchas noticias de devotos y de personas fallecidas enviadas por Manyanet desde Tremp y Sant Andreu de Palomar… Pero en 1895, fallecidos el Sr. Bocabella (1892) y sus hijos (1893), el obispo Català, aunque conocía el rol fundacional del padre Manyanet en el templo, «para no dar un desaire a la familia B.», optó por crear una Junta que se encargara de la continuación de las obras, bajo la dependencia de un delegado episcopal.
La colocación de la primera piedra de la cripta, bajo la dirección del arquitecto diocesano Francisco de P. del Villar Lozano, fue celebrada con gozo por el padre Manyanet, que compartió la alegría con el P. Buenaventura Mullol (1853-1935): «[…] Ya sabe —le escribía el 6 de abril de 1882— que se inauguró o puso la primera piedra para el templo expiatorio de la Sagrada Familia. Rueguen a la misma que, si es de su agrado, como creo lo es, se digne mover los corazones a fin de que sean sus hijos los que celen allí su honor y culto. […] Escribí al Rvdo. [Miguel] Lledós sobre el modo de recoger limosnas para el Templo de la Sagrada Familia. Fomenten la misma idea y manden si algo recogen, aunque sea corta cantidad» (Oc IV, 827).
Cada aniversario de esta fecha, el templo se rejuvenece porque, año tras año, consigue nuevas metas que lo llevan a su culminación, haciendo posible así la profunda aspiración de san José Manyanet: «Que todas las familias de la tierra os imiten y bendigan».