Lectio Divina en familia

Es posible una humanidad nueva – Ef 2, 11-22

0. Oración: Espíritu Santo

1. Lectura del texto: Ef 2, 11-22 (LECTIO)

. Realidad: a veces soñamos con una humanidad unida, que todos los seres humanos sean respetados en su dignidad; anhelamos un mundo en el que nadie pase hambre, donde no haya guerras, divisiones, maldad… Sin embargo, los conflictos existen y crecen en todos los ámbitos; lo vemos y escuchamos cada día… un enorme muro de intolerancia, egoísmo, pecado se levanta para impedir la paz y la unidad.

Soñamos también con una familia unida pero la realidad es de hermanos que no se hablan, hijos que olvidan a sus padres… deseando la unidad de todos tenemos, sin embargo, razones para mantener o justificar la lejanía, la separación: las ideas del otro, las ofensas, comportamiento…

. Compartimos: ¿es posible vivir en paz? ¿Cuáles son los muros que se resisten a caer…?

. El proyecto de Dios para la humanidad. Dios tiene el mismo sueño que nosotros: reunir a la humanidad para que comparta la misma vida que él vive. Y toma la iniciativa porque sabe que nosotros, por las propias fuerzas, somos incapaces de cumplir ese sueño.  La Biblia lo llama “plan divino de salvación” y lo cuenta de muchas maneras. Por ejemplo, tomando el símil de la familia.  Las relaciones que se viven en el interior de la casa (amor, cuidado, respeto…) permiten vislumbrar lo que será la vida en Dios, a la vez que nos posibilitan encarnar esas relaciones ya en este mundo.

La carta a los Efesios llama a los cristianos “familia de Dios”. Su tema principal es el plan divino de la salvación que denomina también “misterio”.  El autor (discípulo de Pablo) hace la misma constatación que nosotros: ¡Qué difícil es la paz, la unidad, la reconciliación!, pero su fe le hace exclamar: “La humanidad nueva es posible en Cristo”.

Para los judíos de aquel tiempo el mundo se dividía en dos grupos: judíos y gentiles (o paganos). Gentil significaba “extranjero”, “extraño” y se aplicaba a toda persona que no formara parte de la descendencia de Abraham por medio de la circuncisión. Esta pequeña operación de fimosis daba a los judíos el orgullo de ser pueblo santo, elegido y salvado, heredero de las promesas de Dios. Los judíos rechazaban a los gentiles y habían establecido normas estrictas para no mezclarse con ellos.

. Ef 2, 11-22: empieza y termina hablando de “vosotros”

La carta se dirige a una comunidad en la que conviven cristianos de distinto origen social (ricos y pobres), y cultural (judíos y paganos). Estas diferencias lejos de enriquecer la vida y la convivencia originan división en grupos enfrentados. Necesitan pararse y reflexionar seriamente sobre las consecuencias de su fe El autor les ayuda a ahondar en la profunda y misteriosa vinculación, con Cristo y entre sí, que une a los creyentes.

Dirigiéndose a los cristianos de origen pagano (el autor es judío de nacimiento) empieza mostrándoles cuál era su situación antes de conocer a Cristo. Les coloca en una “tierra de nadie”: no están circuncidados que era la señal de pertenencia al pueblo elegido, no se encontraban vinculados a las promesas del Mesías salvador, eran ajenos a la alianza. Aunque eran personas religiosas y adoraban a muchos ídolos, estaban “sin Dios en el mundo” (v. 12) porque desconocían al verdadero Dios. Todo esto era “antes” porque “ahora” la situación ha cambiado: “sois familia de Dios” y, como señala el prólogo de la carta, están llamados a ser “hijos de Dios” (1, 5) y a compartir su herencia (1, 11.14).

. Ef 2, 13-18: qué ha ocurrido para que se produzca este cambio

Los que antes estaban lejos, eran extraños ahora se encuentran cerca. Cristo es el que ha hecho posible la unidad, el que ha conseguido la reconciliación y la paz. Paz con Dios y dentro de la humanidad.  El texto lo subraya: vosotros (11-13); Él/Cristo (14-18); vosotros (19-22). Esta estructura concéntrica es habitual en la literatura bíblica y se caracteriza por las correspondencias claras entre el primer y el tercer bloque y en el centro el mensaje que considera más importante.

. Ef 2, 14-18: centro; “ha hecho, ha creado, ha reconciliado” (el proyecto de Dios realizado en Cristo)

El plan de Dios para el mundo es congregar a la humanidad para que comparta su misma vida, reunir a todo el mundo como “familia de Dios”. Este plan, manifestado desde antiguo, hay ha comenzado a realizarse en Cristo Jesús, al que llama “nuestra paz” (14). Su vida ofrecida en la cruz nos ha alcanzado la reconciliación con Dios (16), nos ha constituido en nueva humanidad (15) y nos ha reunido en un solo pueblo (14), un solo cuerpo (16), que es la Iglesia. Quienes antes formaban pueblo diversos y contrapuestos (judíos y gentiles) ahora pueden vivir unidos y en paz. Todos, habitados por el mismo Espíritu, tenemos abierto “el camino que conduce al Padre” (18).

El autor mira después a su comunidad y en ella a todos los seguidores de Cristo. Les habla de la Iglesia el único pueblo que forman, mediante distintas imágenes. Unas tomadas del lenguaje corporal (cuerpo), otras el sociopolítico (familia, extranjeros, conciudadanos…) y otras de la construcción (edificio, cimiento, piedra angular…).

. Ef 2, 19-22: significado de las imágenes que aparecen…

Dios en Cristo ha unido a los miembros dispersos en un solo cuerpo, ha unificado judíos y gentiles en un solo pueblo, elegido y consagrado donde no hay extranjeros, sino que todos son conciudadanos y familia de Dios; ha construido con piedras heterogéneas un nuevo edificio. Todas las imágenes hablan de unidad y de universalidad. Cristo es el origen de la vida para el cuerpo, el principio de la ciudad y de la familia, la piedra angular sobre la que se construye el edificio. Pese a ser un único cuerpo-pueblo-edificio ha sido llamada toda la humanidad que, en el pasaje, se presenta dividida en judíos y gentiles.

El autor de Efesios, cuando habla de la muerte de Cristo repite expresiones como “redención mediante su sangre” (1, 17; 2, 23). Es una teología de tipo sacrificial que se remonta a los textos de la Pascua de liberación (Ex 12, 3ss; 1 Cor 5); la sangre de la Alianza (Ex 24, 2-8) y los sacrificios de expiación (Ex 29, 10 ss). Igual que la sangre en el AT limpiaba los pecados del pueblo, así también la sangre de Jesús nos restituye como criaturas y como pueblo, nos hace “familia de Dios”.

. Ef 2, 20-22: imagen del edificio. Efecto de la piedra angular

Arquitectónicamente la piedra angular unía y sustentaba toda la estructura del edificio, concentraba el peso de las paredes y evitaba el derrumbe. De esta forma, la construcción era sólida y firme. Siendo Cristo la piedra angular y teniendo clara la obra final (“un templo consagrado al Señor”, v. 21), “la casa en la que habita Dios”, v. 22, la edificación no haya finalizado, esté en proceso.  Es una llamada a la responsabilidad de las piedras vivas de ese templo (“vosotros”). El templo crece en la medida en que se suman nuevas piedras, pero no de cualquier manera, sino debidamente integradas en la construcción: consolidadas en Cristo (v 13: injertados en Cristo) y “sobre el cimiento de los apóstoles y de los profetas” (v. 20), es decir, con fidelidad al evangelio.  El versículo 22 ofrece la ayuda para el crecimiento del edificio: el Espíritu Santo.

. Profundizamos:

El sueño compartido hoy era también el de la comunidad de Éfeso. Sus dificultades similares a las nuestras. Quienes creen en Cristo saben que la humanidad nueva es posible porque somos familia de Dios. Hoy nos toca mantenernos injertados en Cristo, ayudados por el Espíritu, comprometidos en crecer como casa y familia de Dios para el que el sueño de una humanidad nueva se y fraterna se haga realidad.

. GS, 24: realidad comunitaria de la vocación humana según el plan de Dios:

“Dios, que cuida de todos con paterna solicitud, ha querido que los hombres constituyan una sola familia y se traten entre sí con espíritu de hermanos. Todos han sido creados a imagen y semejanza de Dios, quien hizo de uno todo el linaje humano y para poblar toda la faz de la tierra (Hch 17,26), y todos son llamados a un solo e idéntico fin, esto es, Dios mismo.

Por lo cual, el amor de Dios y del prójimo es el primero y el mayor mandamiento. La Sagrada Escritura nos enseña que el amor de Dios no puede separarse del amor del prójimo: … cualquier otro precepto en esta sentencia se resume: Amarás al prójimo como a ti mismo … El amor es el cumplimiento de la ley (Rom 13,9-10; cf. 1 Jn 4,20). Esta doctrina posee hoy extraordinaria importancia a causa de dos hechos: la creciente interdependencia mutua de los hombres y la unificación asimismo creciente del mundo.

Más aún, el Señor, cuando ruega al Padre que todos sean uno, como nosotros también somos uno (Jn 17,21-22), abriendo perspectivas cerradas a la razón humana, sugiere una cierta semejanza entre la unión de las personas divinas y la unión de los hijos de Dios en la verdad y en la caridad. Esta semejanza demuestra que el hombre, única criatura terrestre a la que Dios ha amado por sí mismo, no puede encontrar su propia plenitud si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás”.

. Recordemos los muros que han caído en nosotros y en el mundo y también nos preguntamos ¿Cuáles son los muros de separación que persisten, que se resisten a caer en nuestras familias y en nuestro mundo…

. Otros textos: en que se afirman que los cristianos se convierten en la nueva morada de Dios, en el templo nuevo

. 1 Pe 2, 4-5: “Él es la piedra viva, rechazada por los hombres, elegida y estimada por Dios; por eso, al acercarse a él, también vosotros, como piedras vivas, participáis en la construcción de un templo espiritual y formáis un sacerdocio santo que ofrece sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo” (Jesús es la piedra viva sobre la que se construye el nuevo templo que acoge la definitiva presencia de Dios. Este nuevo templo lo construyen las personas mismas, reunidas por el bautismo en una comunidad de fe, el nuevo pueblo de Dios. Por eso o es solo un templo “material” como el de Jerusalén).

. 1 Cor 3, 16-17: “¿No sabéis que sois santuarios de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? Si alguien destruye el santuario de Dios, Dios lo destruirá a él, porque el santuario de Dios, que sois vosotros, es sagrado” (el nuevo santuario no es un recinto; está hecho de vida y son los hombres y mujeres de este mundo. Este santuario es sangrado. En él habita Dios. Son palabras sublimes sobre la dignidad de la persona humana. Condena clara a quienes lo destruyen, abusan…).

. 2 Cor 6, 16: “¿Es compatible el santuario de Dios con los ídolos? Porque nosotros somos santuario del Dios vivo. Como dijo Dios: habitaré entre ellos y me trasladaré con ellos. Seré su Dios y ellos serán mi pueblo…” (cristianos de Corinto se han de apartar de los paganos…).

. Rom 1, 8-9: “Doy gracias a Dios por vuestra fe que es alabada en el mundo entero. Pongo por testigo a Dios, a quien doy culto espiritual anunciando la Buena Noticia de su Hijo, de que yo les recuerdo siempre en mis oraciones…”. Culto espiritual a Dios.

2. Miramos la vida (MEDITATIO)

La Palabra requiere actualización, tomar cuerpo en el mundo y en la familia para llevar el amor de Dios a todos. Aceptar este amor nos lleva a empezar a transformarnos y a transformar el entorno familiar para vivir en armonía con dicho amor. Hoy el autor nos hablaría:

. Las divisiones y muros que separan a los seres humanos ayer como hoy, pero especialmente del muro profundo e invisible en su raíz, que los dividía desde una perspectiva religiosa. La humanidad de hoy recibe de Cristo la unión, aunque esta sea un proceso abierto cuyos efectos no son siempre visibles. ¿Cómo construyo la unidad en casa, el trabajo…? ¿cómo enfrento los muros en la vida cotidiana?

. Debemos buscar la paz, la reconciliación, aunque nos cueste porque es el signo de que pertenecemos a la humanidad nueva, a la que se le ha regalado esa paz y esa reconciliación gracias a Cristo. He de sentirme miembro de la familia de Dios, perteneciente a esa nueva humanidad en la que solo hay sitio para los mismos sentimientos de Cristo.

. Gracias a Cristo y al Espíritu todos recorremos juntos el camino, vamos construyendo la casa donde Dios habita. Nadie lleva ventaja a nadie…

. Tenemos necesidad de dejarnos reconciliar con nosotros mismos, con los demás, con Dios. La división y la guerra exteriores son siempre el resultado amplificado y visible de la división y guerra que se da en nuestro interior. La fe ha de ayudarme en el proceso de pacificación de mí mismo; la paz interior genera también la paz en la familia y en el entorno.

. Los múltiples caminos por los que la humanidad nueva va creciendo y haciendo mejorar este mundo para llegar a convertirlo por entero en templo de Dios, en el que su presencia sea universalmente reconocida y adorada.  Fomentar la paz y la reconciliación en la familia y la sociedad cambia el mundo.

3. Convidados a rezar (ORATIO-CONTEMPLATIO)

. Agradecemos a Dios que nos haya enviado a Cristo para crear en nosotros la humanidad nueva que va creciendo poco a poco.  La agradecemos la paz y la reconciliación que nos ha regalado a cada uno de nosotros, a la familia, la comunidad.

. Presento al Señor mi fragilidad, mis grietas por la que tantas veces entra la luz de Dios. Reconozco y acepto en su presencia todas las guerras que albergo en mi interior.

. Pedimos perdón por las divisiones que hemos provocado o contribuido a mantener en los ambientes en los que nos movemos.

. Recordamos que estamos en camino hacia el Padre, que la casa está en construcción. Pedimos no desfallecer en el trabajo y las dificultades.

. Doy gracias a Dios por hacerme partícipe del sueño de construir, junto a los hermanos, un mismo cuerpo, por confiar en mi… y ofrecerme la fuerza del Espíritu.

4. ¿Hacia dónde nos encamina el Espíritu? (ACTIO)

. Compromiso de vida

. Oración:

Rezamos juntos la oración de los hijos de Dios, el Padre nuestro…

RESUMEN

8. Es posible una humanidad nueva – Ef 2, 11-22

0. Oración: Espíritu Santo

1. Lectura del texto: Ef 2, 11-22 (LECTIO)

. Realidad: a veces soñamos con una humanidad unida, que todos los seres humanos sean respetados en su dignidad; anhelamos un mundo en el que nadie pase hambre, donde no haya guerras, divisiones, maldad… Sin embargo, los conflictos existen y crecen en todos los ámbitos; lo vemos y escuchamos cada día… un enorme muro de intolerancia, egoísmo, pecado se levanta para impedir la paz y la unidad.

. Compartimos: ¿es posible vivir en paz? ¿Cuáles son los muros que se resisten a caer…?

. Ef 2, 11-22: empieza y termina hablando de “vosotros”

La carta se dirige a una comunidad en la que conviven cristianos de distinto origen social (ricos y pobres), y cultural (judíos y paganos). Estas diferencias lejos de enriquecer la vida y la convivencia originan división en grupos enfrentados. Necesitan pararse y reflexionar seriamente sobre las consecuencias de su fe El autor les ayuda a ahondar en la profunda y misteriosa vinculación, con Cristo y entre sí, que une a los creyentes.

. Ef 2, 13-18: qué ha ocurrido para que se produzca este cambio

Los que antes estaban lejos, eran extraños ahora se encuentran cerca. Cristo es el que ha hecho posible la unidad, el que ha conseguido la reconciliación y la paz. Paz con Dios y dentro de la humanidad.  El texto lo subraya: vosotros (11-13); Él/Cristo (14-18); vosotros (19-22). Esta estructura concéntrica es habitual en la literatura bíblica y se caracteriza por las correspondencias claras entre el primer y el tercer bloque y en el centro el mensaje que considera más importante.

. Ef 2, 14-18: centro; “ha hecho, ha creado, ha reconciliado” (el proyecto de Dios realizado en Cristo)

El plan de Dios para el mundo es congregar a la humanidad para que comparta su misma vida, reunir a todo el mundo como “familia de Dios”. Este plan, manifestado desde antiguo, hay ha comenzado a realizarse en Cristo Jesús, al que llama “nuestra paz” (14). Su vida ofrecida en la cruz nos ha alcanzado la reconciliación con Dios (16), nos ha constituido en nueva humanidad (15) y nos ha reunido en un solo pueblo (14), un solo cuerpo (16), que es la Iglesia. Quienes antes formaban pueblo diversos y contrapuestos (judíos y gentiles) ahora pueden vivir unidos y en paz. Todos, habitados por el mismo Espíritu, tenemos abierto “el camino que conduce al Padre” (18).

. Ef 2, 19-22: significado de las imágenes que aparecen…

Dios en Cristo ha unido a los miembros dispersos en un solo cuerpo, ha unificado judíos y gentiles en un solo pueblo, elegido y consagrado donde no hay extranjeros, sino que todos son conciudadanos y familia de Dios; ha construido con piedras heterogéneas un nuevo edificio. Todas las imágenes hablan de unidad y de universalidad. Cristo es el origen de la vida para el cuerpo, el principio de la ciudad y de la familia, la piedra angular sobre la que se construye el edificio. Pese a ser un único cuerpo-pueblo-edificio ha sido llamada toda la humanidad que, en el pasaje, se presenta dividida en judíos y gentiles.

. Ef 2, 20-22: imagen del edificio. Efecto de la piedra angular

Arquitectónicamente la piedra angular unía y sustentaba toda la estructura del edificio, concentraba el peso de las paredes y evitaba el derrumbe. De esta forma, la construcción era sólida y firme. Siendo Cristo la piedra angular y teniendo clara la obra final (“un templo consagrado al Señor”, v. 21), “la casa en la que habita Dios”, v. 22, la edificación no haya finalizado, esté en proceso.  Es una llamada a la responsabilidad de las piedras vivas de ese templo (“vosotros”). El templo crece en la medida en que se suman nuevas piedras, pero no de cualquier manera, sino debidamente integradas en la construcción: consolidadas en Cristo (v 13: injertados en Cristo) y “sobre el cimiento de los apóstoles y de los profetas” (v. 20), es decir, con fidelidad al evangelio.  El versículo 22 ofrece la ayuda para el crecimiento del edificio: el Espíritu Santo.

. Profundizamos:

. GS, 24: realidad comunitaria de la vocación humana

. Otros textos: en que se afirman que los cristianos se convierten en la nueva morada de Dios, en el templo nuevo

. 1 Pe 2, 4-5: “Él es la piedra viva, rechazada por los hombres, elegida y estimada por Dios; por eso, al acercarse a él, también vosotros, como piedras vivas, participáis en la construcción de un templo espiritual y formáis un sacerdocio santo que ofrece sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo”.

. 1 Cor 3, 16-17: “¿No sabéis que sois santuarios de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? Si alguien destruye el santuario de Dios, Dios lo destruirá a él, porque el santuario de Dios, que sois vosotros, es sagrado”.

. 2 Cor 6, 16: “¿Es compatible el santuario de Dios con los ídolos? Porque nosotros somos santuario del Dios vivo. Como dijo Dios: habitaré entre ellos y me trasladaré con ellos. Seré su Dios y ellos serán mi pueblo…”.

. Rom 1, 8-9: “Doy gracias a Dios por vuestra fe que es alabada en el mundo entero. Pongo por testigo a Dios, a quien doy culto espiritual anunciando la Buena Noticia de su Hijo, de que yo les recuerdo siempre en mis oraciones…”.

2. Miramos la vida (MEDITATIO)

. Las divisiones y muros que separan a los seres humanos ayer como hoy, pero especialmente del muro profundo e invisible en su raíz, que los dividía desde una perspectiva religiosa. La humanidad de hoy recibe de Cristo la unión, aunque esta sea un proceso abierto cuyos efectos no son siempre visibles. ¿Cómo construyo la unidad en casa, el trabajo…? ¿cómo enfrento los muros en la vida cotidiana?

. Debemos buscar la paz, La reconciliación, aunque nos cueste porque es el signo de que pertenecemos a la humanidad nueva, a la que se le ha regalado esa paz y esa reconciliación gracias a Cristo. He de sentirme miembro de la familia de Dios, perteneciente a esa nueva humanidad en la que solo hay sitio para los mismos sentimientos de Cristo.

. Gracias a Cristo y al Espíritu todos recorremos juntos el camino, vamos construyendo la casa donde Dios habita. Nadie lleva ventaja a nadie…

. Tenemos necesidad de dejarnos reconciliar con nosotros mismos, con los demás, con Dios. La división y la guerra exteriores son siempre el resultado amplificado y visible de la división y guerra que se da en nuestro interior. La fe ha de ayudarme en el proceso de pacificación de mí mismo; la paz interior genera también la paz en la familia y en el entorno.

. Los múltiples caminos por los que la humanidad nueva va creciendo y haciendo mejorar este mundo para llegar a convertirlo por entero en templo de Dios, en el que su presencia sea universalmente reconocida y adorada.  Fomentar la paz y la reconciliación en la familia y la sociedad cambia el mundo.

3. Convidados a rezar (ORATIO-CONTEMPLATIO)

. Agradecemos a dios que nos haya enviado a Cristo para crear en nosotros la humanidad nueva que va creciendo poco a poco.  La agradecemos la paz y la reconciliación que nos ha regalado a cada uno de nosotros, a la familia, la comunidad.

. Presento al Señor mi fragilidad, mis grietas por la que tantas veces entra la luz de Dios. Reconozco y acepto en su presencia todas las guerras que albergo en mi interior.

. Pedimos perdón por las divisiones que hemos provocado o contribuido a mantener en los ambientes en los que nos movemos.

. Recordamos que estamos en camino hacia el Padre, que la casa está en construcción. Pedimos no desfallecer en el trabajo y las dificultades.

. Doy gracias a Dios por hacerme partícipe del sueño de construir, junto a los hermanos, un mismo cuerpo, por confiar en mi… y ofrecerme la fuerza del Espíritu.

4. ¿Hacia dónde nos encamina el Espíritu? (ACTIO)

. Compromiso de vida

. Oración:

Rezamos juntos la oración de los hijos de Dios, el Padre nuestro…

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