El Dr. Armand Puig, en la «Meditación bíblicoteológica de la fachada de la Sagrada Familia», de febrero de 2022, afirmó que «Gaudí se enriqueció con los contactos con sus coetáneos: los presbíteros Josep Manyanet…».
En esta línea, el filósofo y teólogo Francesc Torralba ha puesto de relieve esta influencia en la tesis sobre «La fachada de la Gloria de la Sagrada Familia», presentada en el Ateneu Universitari Sant Pacià,en febrero de 2023.
En el cap. 2.o de la Cuarta Parte, que trata de las «Fuentes coetáneas de la escatología gaudiniana», cita en primer lugar a san José Manyanet (pp. 593-603).
Torralba hace una breve presentación de la bibliografía más reciente sobre la vinculación de José Manyanet con el templo expiatorio de la Sagrada Familia, y, en especial, cita el artículo del teólogo de Salamanca, Olegario González de Cardedal, sobre la relación entre Antonio Gaudí y José Manyanet, publicado en El País el 14 de mayo de 2004.
Y analizando la escatología de José Manyanet, analiza tres de las meditaciones que propone para cada día de la semana en la obra Preciosa joya de familia (Barcelona, Albacar y Zorio, 1899, en Obras Selectas, Madrid, BAC 1991, 435-438). «La prosa del padre Manyanet —afirma— tiene una vocación pastoral. Por eso su lenguaje es directo y quiere suscitar, en el lector, un interrogante sobre su manera de vivir y, posteriormente, una conversión».
De la meditación sobre la muerte, subraya dos afirmaciones: He de morir y no sé cuándo. Por ello, «nos exhorta a tener presente cada día, la hora de la muerte. Nos anima a meditar sobre ella, a tomar conciencia de la seriedad de los propios actos, el valor de la vida humana y del juicio final».
El juicio delante de todos. «En el más allá de la muerte, tal como lo imagina José Manyanet, en plena consonancia con la formulación del Magisterio de la Iglesia, tendrá lugar el juicio final realizado por Dios». «El padre Manyanet exhorta al lector a tomarse la vida con seriedad, la única que le ha sido dada, porque, a través de lo que haga o deje de hacer en ella, se juega la eternidad».
El infierno: tormentos para toda la eternidad. «En la imagen del infierno que tiene José Manyanet, los condenados sufrirán dos tipos de tormentos: los del cuerpo y los del alma y, además, los sufrirán por toda la eternidad». Los primeros se relacionan con la sensibilidad, con el cuerpo, y los otros son más sutiles, porque son anímicos.
En la fachada de la Gloria, «Antonio Gaudí —concluye Torralba— se propone que el ciudadano, el feligrés, o incluso el turista que se acerque, se pregunte sobre su vida, se plantee la cuestión de la muerte y del más allá, mostrándole, por una parte, la gloria que puede merecer si obra conforme a la virtud y a la enseñanza de Jesús, pero, por otra, los tormentos que padecerá, si sucumbe al pecado y transgrede la Ley de Dios».
