Lectio Divina en familia

La familia, una realidad enraizada en la cultura – Col 3, 18-4, 1

0. Oración: Espíritu Santo

1. Lectura del texto: Col 3, 18-4, 1 (LECTIO)

. Realidad:  sorprenden la noticia sobre la vida familiar en otras culturas o sabe, por ejemplo, que los padres puedan tener un poder absoluto sobre los hijos hasta el punto de venderlos o entregarlos a matrimonio sin el consentimiento de éstos. Podríamos incluso contar aspectos de nuestra niñez o la de nuestros abuelos que realmente sorprenderían hoy. La autoridad del padre o de la madre, la obediencia de los hijos, la diferente educación de varones y mujeres, la sumisión de la esposa, la elección del futuro de los hijos en virtud del trabajo familiar… son aspectos que parecen “de la edad de piedra”. Las cosas evidentemente han cambiado.

. Compartimos:  dialogamos sobre los aspectos de la vida familiar que cambian según las épocas y las culturas; estos cambios ¿suponen un avance o un prejuicio para la familia?

. Dios sale al encuentro allí donde estamos

Dios siempre sale a nuestro encuentro sean cuales sean las circunstancias y nuestro modelo de familia. Dios nos ha creado para el amor (Gn 2). Sin embargo, dicho proyecto no se concreta en un solo modelo de familia, único e inalterable.  De hecho, tanto en el Antiguo  como en el Nuevo  Testamento se hacen eco de diferentes estructuras familiares.  Los patriarcas (Jacob) tuvieron hijos de sus varias esposas y, además, de las esclavas de estas. También los reyes de Judá e Israel tuvieron numerosas esposas y concubinas.  En el NT las familias cristianas son monógamas, pero incluyen a los esclavos, que son miembros de la unidad familiar. Así lo vemos en el texto que reflexionaremos:

El autor de Colosenses es una figura apostólica, Pablo a alguien de su entorno.  Su propósito es alentar a la comunidad a seguir siendo fiel, a seguir viviendo la vida nueva otorgada por Cristo.  Para ello recuerda que el evangelio no es un mensaje de alcance limitado sino universal; que Cristo está sobre todas las cosas y tiene el poder supremo en la creación y en la Iglesia; que los paganos (y esa comunidad en concreto entre ellos) tienen en Cristo la esperanza de la gloria.

. Col 3, 18-4, 1: a qué miembros de la familia se dirige

Se sitúa en la segunda parte de la carta, donde el autor saca las consecuencias prácticas de las afirmaciones doctrinales hechas en la primera.  Sus consejos concretos y exhortaciones para vivir como cristianos se dirigen a diversos colectivos dentro de la comunidad. En concreto, a los diferentes miembros de la familia, tomados en grupos: esposas y maridos, hijos y padres, esclavos y amos.

Para comprenderlo debemos revestirnos de una nueva mentalidad: la del contexto en que vivían estos cristianos.  Estamos en el año 80 en Colosas, ciudad de Asia menor (hoy Turquía).  El escrito adapta una forma de escribir propia de la época: los “códigos domésticos”. En ellos se regula la forma cómo debe comportarse cada miembro de la casa de modo que todo funcione armónicamente.  Estos códigos recogen la mentalidad patriarcal y jerárquica de la época: maridos, padres y amos son el principio de autoridad. Nos situaos en este contexto.

. Col 3, 18-19 – Esposas y maridos: “Esposas hagan caso a sus maridos, como pide el Señor. Maridos, amen a sus esposas y no las traten con aspereza”.

La primera exhortación se dirige a las esposas y a los maridos.  Sorprende la diferencia que hay entre el mandato hecho al esposo y el realizado a la esposa a la que pide sumisión.  Es cierto que, en aquel contexto, las esposas debían seguir las indicaciones y disposiciones del marido sin oponerse a ellas, pero en la familia cristiana cabría esperar un tratamiento diferente, porque el evangelio establece relaciones de igualdad.  Ni Jesús ni Pablo establecieron unas normas concretas para la vida familiar, de modo que la Iglesia naciente, que necesitaba regular su vida de acuerdo con el entorno judeohelenista en el que vivía, tomó como base el ordenamiento de estos códigos.

¿Qué tipo de relación se establece entre hombre y mujer? Las relaciones son poco igualitarias y la mujer queda como miembro “débil” al que se pide sumisión.  Pero también es cierto que al esposo se le pide amor y que esto es un avance en aquella sociedad en la que el marido gozaba de todo poder sobre los miembros de la casa, incluida la mujer.   Seguramente no tuvieron muchas más opciones; estaban siendo observados por la sociedad; contravenir las normas establecidas suponía ser acusados de subversión contra el Estado.  En este caso, el evangelio hubiera quedado en el olvido; decidieron aceptar con restricciones algunas normas del contexto para mantener el orden social y poder introducir así, poco a poco, la savia cristiana en el imperio.

Las comunidades que remitían al apóstol Pablo aceptaron desigualdades existentes en la sociedad en la que vivían, con el objetivo de penetrarlas de amor y volverlas humana y religiosamente más fecundas.  Es lo que se ha llamado el “patriarcalismo del amor”.

. Col 3, 20-21 – Consejo a los hijos…: “Hijos, obedezcan a sus padres en todo, como le agrada al Señor. Padres, no hagan enojar a sus hijos, para que no se desanimen”.

Se les aconseja que obedezcan “sin reservas” a sus padres.  No se habla de amor ni de respeto a sus progenitores. De acuerdo con la mentalidad de la época se destaca lo que se considera más importante y necesario: una obediencia llena de confianza, sin dudas, sin reservas.  Esta exhortación se refuerza con el argumento: “Es lo que agrada al Señor”; estas palabras recuerdan el razonamiento con el que se pedía sumisión a las mujeres: “como conviene al Señor” (3, 18).  Una alusión similar aparece en la exhortación a los esclavos (v. 22b).

. Leemos Col 1, 18 (“Él es la cabeza del Cuerpo. Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, el primero en todo”) y Col 3, 15 (“Y que la paz de Cristo dirija sus corazones, esa paz a la que han sido llamados para formar un cuerpo. Y sed agradecidos”). Se habla de la cabeza, Cristo del cuerpo (Iglesia) y de la importancia de mantener la paz. Consecuencias de esta doctrina para la vida familiar en el pasaje que reflexionamos…

El autor considera que la vida cristiana es tan grande que trasciende y engloba todo el cosmos. Todos los cristianos están vinculados formando un único cuerpo, cuya cabeza, que todo lo une y organiza en función de la paz, es Cristo.  Después, “traduce” esta concepción a la familia: el ella, el marido, los padres o los amos ocupan el lugar de Cristo. Ellos tienen en la familia el mismo poder que el Señor, de quien procede toda autoridad, por eso determinan lo que se debe o no hacer.  Es más, el orden social que se logra en la casa con esta estructura es ya signo de Cristo.  Según esta argumentación, la “sumisión” que, de diferente manera se pide a la esposa, hijos o esclavos, es “lo que agrada al Señor”.

. ¿Qué se aconseja a los padres en 3, 21?

Los padres han de educar “con tacto” a los hijos “para que no se desanimen”.  Esta difícil labor no se puede realizar de cualquier manera.  El uso despótico del poder queda descartado.  Educar “con tacto” supone: cariño y disciplina.  Si el cariño no va acompañado de la disciplina, el hijo se hace incapaz de esfuerzos, poco resistente a las contrariedades.  Si la disciplina no va acompañada del cariño, se convierte en un adiestramiento inhumano, que genera resentimiento y carencias afectivas.

La familia que aquí aparece responde al modelo pagano de familia de aquella época.  No se rechaza dicho modelo porque entiende que, en fondo, lo específico cristiano no es una estructura concreta (que puede variar según sociedades y cultura) sino un espíritu que da vida nueva a la estructura de que se trate y que consiste en la participación vital en el Dios Trinidad-Comunión.

. Col 3, 22-4, 1:

A los esclavos se les dedica cuatro versículos enteros y a los amos solo uno (igual que a los demás grupos anteriormente mencionados). Ello por dos razones: los esclavos debían constituir una parte importante de la comunidad cristiana de Colosas y necesitaban una adaptación de la fe y la espiritualidad cristiana a su condición.  También resulta llamativo que sean considerados “miembros de la familia”. Así era, de hecho, en aquel tiempo y lugar.

Se les recomienda dos cosas: acatar todo con nobleza y poner el corazón en lo que se haga (vv. 22-23).  Y se le anima a este comportamiento por dos medios: una promesa y una amenaza.  La promesa es participar de la herencia eterna de Dios y los esclavos estaban legalmente incapacitados para recibir cualquier tipo de herencia (v. 24). La amenaza es más genérica y habitual en su forma (Dios castigará al quien se comporte mal) pero no tanto en su fondo: Dios hará eso porque él es el auténtico amo al que han de servir los esclavos (v. 25).

. ¿Cómo han de actuar los amos con los esclavos, según 4, 1?: “Amos, traten a sus esclavos con justicia y equidad, sabiendo que también ustedes tienen un Señor en el cielo”.

Los amos han de conceder lo justo y conveniente. Por encima de ellos y de su capricho o voluntad está la justicia, el orden que indica lo que está bien y lo que está mal. También los amos tienen un Amo en el cielo, alguien que es su Señor.

. Distinta cultura, un mensaje

Desde el contexto global de la Carta y del pensamiento paulino en general, la perspectiva del autor contiene las semillas de una profunda transformación social.  Pero, mal entendida, se suele utilizar (como ha sucedido a lo largo de la historia) para justificar que las cosas sigan “como están”.  Los autores de los libros del NT no pueden escapar de la cultura en la que están inmersos.  Asumieron, con matizaciones, los códigos domésticos establecidos con dos intenciones: empapar de vida cristiana la vida patriarcal y jerárquica de la casa y procurar que el evangelio no quedara reducido a un gueto, sino que fuera acogida y se extendiera por el imperio.

Hay que distinguir entre la cultura del autor y el mensaje profundo que supera toda cultura.  “Cristo lo es todo en todos” (Col 3, 11).

. Profundizamos:

Los códigos familiares se encuentran en la filosofía helenística de la época del NT. Este tipo de exhortación, adaptado a la ética cristiana, aparece en otros lugares del NT:

. Ef 5, 22-6, 9: Marido y mujer (imagen de Cristo y la Iglesia) y educación (“Instrúyanles en el amor de Dios”).

. 1 Pe 2, 13-3, 7/ 3, 1-6: “Así también ustedes, las esposas, respeten a sus maridos… Que el adorno de ustedes no consista en cosas externas…”

. Tit 2, 1-10: praxis cristiana de la comunidad

. 1 Tim 2, 8-15: sobre el comportamiento de los hombres y las mujeres; 6, 1-12: sobre los esclavos

. ¿Qué elementos del pasaje son culturales? ¿Es aplicable el mensaje a nuestra sociedad?

2. Miramos la vida (MEDITATIO)

. La comunidad está formada por personas diferentes: hombres, mujeres, ancianos, distinta condición social….

. La Carta dice que todos estamos llamados a formar un solo cuerpo porque Cristo es todo en todos y su paz debe reinar en la vida de todos y cada uno de los miembros de la comunidad.  Esto es el telón de fondo de todo el mensaje.

. Exhortaciones dirigidas a los esposos y esposas.  En esta época hay autores que aconsejan que el varón domine a la mujer y esta se someta a él, no cristianos; pero esta carta exhorta a los esposos cristianos, desde la perspectiva vital de Cristo, a que cada uno desempeñe su función como miembro de un mismo cuerpo, sabiendo que todos los miembros deben amarse, cuidarse y respetarse.

.  El autor asume la relación culturalmente aceptada entre padres e hijos; estos deben obedecer sin reservas a sus progenitores y los padres deben ejercer la autoridad sobre ellos. Entre los cristianos existe la convicción de que todos forman el cuerpo de Cristo y dentro de este cuerpo, los padres tienen una misión que cumplir con tacto y la obediencia de los hijos es necesaria para que puedan llevarla a cabo.

. En la asamblea, había esclavos y amos; las familias cristianas son en este aspecto iguales a muchas paganas de la ciudad que tienen esclavos entre sus miembros. Además, un buen número de miembros de la comunidad son esclavos. La Carta no rechaza la esclavitud como tal, pero considera que todos somos miembros de Cristo y esta condición nos iguala en lo profundo.

. Pablo y Onésimo…

3. Convidados a rezar (ORATIO-CONTEMPLATIO)

VER DE UNIR LOS DOS PUNTOS:

. La familia hoy, como en Colosas, ha adoptado formas culturales propias de la época. Son elementos cambiantes. Pero hay algo mucho más profundo y permanente que une a aquellas familias creyentes del siglo I con las de hoy: es la fe en Cristo Jesús. Desde esa convicción actualizamos la Palabra:

. Necesidad de que los esposos se amen y respeten mutuamente y del dolor y sufrimiento que se produce cuando ese amor y ese respeto no se dan.  Cómo nos situaos ante esto: qué significa amar y respetar a mi cónyuge, para favorecer un ambiente de paz y buena comunicación. Cómo nos apoyamos en las tareas comunes y nos apoyamos en las que cada uno ha asumido como propias. Hasta qué punto rechazamos siempre cualquier forma de violencia verbal, psicológica o física para resolver los conflictos que se dan en la relación…

. Para educar a los hijos tenemos que estar con ellos, hacer cosas juntos, dedicarles tiempo y para crecer por dentro y por fuera los hijos necesitan el amor y la autoridad de los padres. Cuánto tiempo les dedico; sé mostrarles ternura y firmeza en el trato habitual…

. La necesidad de que los hijos confíen en sus padres plenamente pues esa confianza les hará crecer en una obediencia madura, crítica, responsable…. Cómo intento que la obediencia que pido a mis hijos sea razonable; qué cualidad me identifica como una persona en la que se puede confiar…

. Existe la esclavitud en múltiples formas y hay que combatirla. Las ideas cristianas contienen en su interior la noción de igualdad radical de todos los seres humanos. Qué situaciones podrían hoy calificarse de esclavitud…

. Hoy como ayer, las diferentes funciones que hemos de desempeñar en el modelo de familia que nos ha tocado vivir no pueden hacernos olvidar que somos miembros de un solo cuerpo, el de Cristo y que debemos intentar hacernos uno por el amor. Debemos “poner el corazón en lo que hagamos”. Cómo valoro a cada uno de los miembros de mi familia, las funciones que realiza, su dignidad… me pregunto si pongo el corazón en cuanto hago.

. Qué le decimos a Dios a partir del texto:

. Agradecemos el amor y el respeto vivido en el matrimonio, también las situaciones difíciles que han hecho crecer como pareja. Agradezco el tiempo que compartimos en amor y respeto (viudos y/o separados) y el testimonio de tantas familias unidas.

. Presentamos ante Dios nuestros hijos. Cada uno es una persona distinta y absolutamente especial del que solo Dios tiene todas las claves. Pedimos por los niños/as que han perdido a sus padres…

. Pedimos al Señor nos ayude a practicar la igualdad amorosa dentro de las familias. Que las distintas funciones que cada uno desempeñe no obstaculicen en la práctica el reconocimiento del otro como miembro del mismo cuerpo que es Cristo.

. Recordamos a las personas que viven esclavizadas dentro y fuera de sus familias. Dios quiere nuestra libertad y no que unos seres humanos esclavicen a otros.

. Contemplo el plan de Dios de hacernos uno en Cristo, en un solo cuerpo.  Lo fundamental, más allá de la función: somos miembros de Cristo y servidores unos de otros.

4. ¿Hacia dónde nos encamina el Espíritu? (ACTIO)

. Compromiso de vida

. Oración:

“Oh Dios, de quien procede toda paternidad en el cielo y en la tierra.

Padre, que eres Amor y Vida, haz que en cada familia humana sobre la tierra se convierta, por medio de tu Hijo, Jesucristo, «nacido de Mujer», y del Espíritu Santo, fuente de caridad divina, en verdadero santuario de la vida y del amor para las generaciones porque siempre se renuevan.

Haz que tu gracia guíe a los pensamientos y las obras de los esposos hacia el bien de sus familias y de todas las familias del mundo.

Haz que las jóvenes generaciones encuentren en la familia un fuerte apoyo para su humanidad y su crecimiento en la verdad y en el amor.

Haz que el amor, corroborado por la gracia del sacramento del matrimonio, se demuestre más fuerte que cualquier debilidad y cualquier crisis, por las que a veces pasan nuestras familias.

Haz finalmente, te lo pedimos por intercesión de la Sagrada Familia de Nazaret, que la Iglesia en todas las naciones de la tierra pueda cumplir fructíferamente su misión en la familia y por medio de la familia. Tú, que eres la Vida, la Verdad y El Amor, en la unidad del Hijo y del Espíritu santo.

(San Juan Pablo II).

AÑADIDO:

Amoris laetitia:

Ver Amoris Laetitia….

35. Los cristianos no podemos renunciar a proponer el matrimonio con el fin de no contradecir la sensibilidad actual, para estar a la moda, o por sentimientos de inferioridad frente al descalabro moral y humano. Estaríamos privando al mundo de los valores que podemos y debemos aportar. Es verdad que no tiene sentido quedarnos en una denuncia retórica de los males actuales, como si con eso pudiéramos cambiar algo. Tampoco sirve pretender imponer normas por la fuerza de la autoridad. Nos cabe un esfuerzo más responsable y generoso, que consiste en presentar las razones y las motivaciones para optar por el matrimonio y la familia, de manera que las personas estén mejor dispuestas a responder a la gracia que Dios les ofrece.

39. Esto no significa dejar de advertir la decadencia cultural que no promueve el amor y la entrega. Las consultas previas a los dos últimos sínodos sacaron a la luz diversos síntomas de la «cultura de lo provisorio». Me refiero, por ejemplo, a la velocidad con la que las personas pasan de una relación afectiva a otra. Creen que el amor, como en las redes sociales, se puede conectar o desconectar a gusto del consumidor e incluso bloquear rápidamente. Pienso también en el temor que despierta la perspectiva de un compromiso permanente, en la obsesión por el tiempo libre, en las relaciones que miden costos y beneficios y se mantienen únicamente si son un medio para remediar la soledad, para tener protección o para recibir algún servicio. Se traslada a las relaciones afectivas lo que sucede con los objetos y el medio ambiente: todo es descartable, cada uno usa y tira, gasta y rompe, aprovecha y estruja mientras sirva. Después, ¡adiós! El narcisismo vuelve a las personas incapaces de mirar más allá de sí mismas, de sus deseos y necesidades. Pero quien utiliza a los demás tarde o temprano termina siendo utilizado, manipulado y abandonado con la misma lógica. Llama la atención que las rupturas se dan muchas veces en adultos mayores que buscan una especie de «autonomía», y rechazan el ideal de envejecer juntos cuidándose y sosteniéndose.

52. Nadie puede pensar que debilitar a la familia como sociedad natural fundada en el matrimonio es algo que favorece a la sociedad. Ocurre lo contrario: perjudica la maduración de las personas, el cultivo de los valores comunitarios y el desarrollo ético de las ciudades y de los pueblos. Ya no se advierte con claridad que sólo la unión exclusiva e indisoluble entre un varón y una mujer cumple una función social plena, por ser un compromiso estable y por hacer posible la fecundidad. Debemos reconocer la gran variedad de situaciones familiares que pueden brindar cierta estabilidad, pero las uniones de hecho o entre personas del mismo sexo, por ejemplo, no pueden equipararse sin más al matrimonio. Ninguna unión precaria o cerrada a la comunicación de la vida nos asegura el futuro de la sociedad. Pero ¿quiénes se ocupan hoy de fortalecer los matrimonios, de ayudarles a superar los riesgos que los amenazan, de acompañarlos en su rol educativo, de estimular la estabilidad de la unión conyugal?

. Somos la familia de Dios, Encuentros bíblicos desde la Lectio Divina para una Pastoral Familia, evd, 2014, 4

RESUMEN:

5. La familia, una realidad enraizada en la cultura – Col 3, 18-4, 1

0. Oración: Espíritu Santo

1. Lectura del texto: Col 3, 18-4, 1 (LECTIO)

. Compartimos:  dialogamos sobre los aspectos de la vida familiar que cambian según las épocas y las culturas; estos cambios ¿suponen un avance o un prejuicio para la familia?

. Dios sale al encuentro allí donde estamos

Dios siempre sale a nuestro encuentro sean cuales sean las circunstancias y nuestro “modelo” de familia. Dios nos ha creado para el amor (Gn 2). Sin embargo, dicho proyecto no se concreta en un solo modelo de familia, único e inalterable…

. Col 3, 18-4, 1: a qué miembros de la familia se dirige

Se sitúa en la segunda parte de la carta, donde el autor saca las consecuencias prácticas de las afirmaciones doctrinales hechas en la primera.  Sus consejos concretos y exhortaciones para vivir como cristianos se dirigen a diversos colectivos dentro de la comunidad. En concreto, a los diferentes miembros de la familia, tomados en grupos: esposas y maridos, hijos y padres, esclavos y amos…. Nos situaos en este contexto.

. Col 3, 18-19 – Esposas y maridos: “Esposas hagan caso a sus maridos, como pide el Señor. Maridos, amen a sus esposas y no las traten con aspereza”.

La primera exhortación se dirige a las esposas y a los maridos.  Sorprende la diferencia que hay entre el mandato hecho al esposo y el realizado a la esposa a la que pide “sumisión”.  Es cierto que, en aquel contexto, las esposas debían seguir las indicaciones y disposiciones del marido sin oponerse a ellas, pero en la familia cristiana cabría esperar un tratamiento diferente, porque el evangelio establece relaciones de igualdad.  Ni Jesús ni Pablo establecieron munas normas concretas para la vida familiar, de modo que la Iglesia naciente, que necesitaba regular su vida de acuerdo con el entorno judeohelenista en el que vivía, tomó como base el ordenamiento de estos códigos.

¿Qué tipo de relación se establece entre hombre y mujer? Las relaciones son poco igualitarias y la mujer queda como miembro “débil” al que se pide sumisión.  Pero también es cierto que al esposo se le pide amor y que esto es un avance en aquella sociedad en la que el marido gozaba de todo poder sobre los miembros de la casa, incluida la mujer.   Seguramente no tuvieron muchas más opciones…

Las comunidades que remitían al apóstol Pablo aceptaron desigualdades existentes en la sociedad en la que vivían, con el objetivo de penetrarlas de amor y volverlas humana y religiosamente más fecundas.  Es lo que se ha llamado el “patriarcalismo del amor”.

. Col 3, 20-21 – Consejo a los hijos…: “Hijos, obedezcan a sus padres en todo, como le agrada al Señor. Padres, no hagan enojar a sus hijos, para que no se desanimen”.

Se les aconseja que obedezcan “sin reservas” a sus padres.  No se habla de amor ni de respeto a sus progenitores. De acuerdo con la mentalidad de la época se destaca lo que se considera más importante y necesario: una obediencia llena de confianza, sin dudas, sin reservas.  Esta exhortación se refuerza con el argumento: “Es lo que agrada al Señor”; estas palabras recuerdan el razonamiento con el que se pedía sumisión a las mujeres: “como conviene al Señor” (3, 18).  Una alusión similar aparece en la exhortación a los esclavos (v. 22b).

. Leemos Col 1, 18 (“Él es la cabeza del Cuerpo. Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, el primero en todo”) y Col 3, 15 (“Y que la paz de Cristo dirija sus corazones, esa paz a la que han sido llamados para formar un cuerpo. Y sed agradecidos”). Se habla de la cabeza, Cristo del cuerpo (Iglesia) y de la importancia de mantener la paz. Consecuencias de esta doctrina para la vida familiar en el pasaje que reflexionamos…

. ¿Qué se aconseja a los padres en 3, 21?

Los padres han de educar “con tacto” a los hijos “para que no se desanimen”.  Esta difícil labor no se puede realizar de cualquier manera.  El uso despótico del poder queda descartado.  Educar “con tacto” supone: cariño y disciplina.  Si el cariño no va acompañado de la disciplina, el hijo se hace incapaz de esfuerzos, poco resistente a las contrariedades.  Si la disciplina no va acompañada del cariño, se convierte en un adiestramiento inhumano, que genera resentimiento y carencias afectivas.

La familia que aquí aparece responde al modelo pagano de familia de aquella época.  No se rechaza dicho modelo porque entiende que, en fondo, lo específico cristiano no es una estructura concreta (que puede variar según sociedades y cultura) sino un espíritu que da vida nueva a la estructura de que se trate y que consiste en la participación vital en el Dios Trinidad-Comunión.

. Col 3, 22-4, 1:

A los esclavos se les dedica cuatro versículos enteros y a los amos solo uno 8igual que a los demás grupos anteriormente mencionados). Ello por dos razones: los esclavos debían constituir una parte importante de la comunidad cristiana de Colosas y necesitaban una adaptación de la fe y la espiritualidad cristiana a su condición.  También resulta llamativo que sean considerados “miembros de la familia”. Así era, de hecho, en aquel tiempo y lugar.

. ¿Cómo han de actuar los amos con los esclavos, según 4, 1?: “Amos, traten a sus esclavos con justicia y equidad, sabiendo que también ustedes tienen un Señor en el cielo”.

Los amos han de conceder lo justo y conveniente. Por encima de ellos y de su capricho o voluntad está la justicia, el orden que indica lo que está bien y lo que está mal. También los amos tienen un Amo en el cielo, alguien que es su Señor.

. Distinta cultura, un mensaje

Los autores de los libros del NT no pueden escapar de la cultura en la que están inmersos.  Asumieron, con matizaciones, los códigos domésticos establecidos con dos intenciones: empapar de vida cristiana la vida patriarcal y jerárquica de la casa y procurar que el evangelio no quedara reducido a un gueto, sino que fuera acogida y se extendiera por el imperio.  Hay que distinguir entre la cultura del autor y el mensaje profundo que supera toda cultura.  “Cristo lo es todo en todos” (Col 3, 11).

. Profundizamos:

Los códigos familiares se encuentran en la filosofía helenística de la época del NT. Este tipo de exhortación, adaptado a la ética cristiana, aparece en otros lugares del NT:

. Ef 5, 22-6, 9: Marido y mujer (imagen de Cristo y la Iglesia) y educación (“Instrúyanles en el amor de Dios”).

. 1 Pe 2, 13-3, 7/ 3, 1-6: “Así también ustedes, las esposas, respeten a sus maridos… Que el adorno de ustedes no consista en cosas externas…”

. Tit 2, 1-10: praxis cristiana de la comunidad

. 1 Tim 2, 8-15: sobre el comportamiento de los hombres y las mujeres; 6, 1-12: sobre los esclavos

2. Miramos la vida (MEDITATIO)

. La comunidad está formada por personas diferentes: hombres, mujeres, ancianos, distinta condición social….

. La Carta dice que todos estamos llamados a formar un solo cuerpo porque Cristo es todo en todos y su paz debe reinar en la vida de todos y cada uno de los miembros de la comunidad.  Esto es el telón de fondo de todo el mensaje.

. Exhortaciones dirigidas a los esposos y esposas.  En esta época hay autores que aconsejan que el varón domine a la mujer y esta se someta a él, no cristianos; pero esta carta exhorta a los esposos cristianos, desde la perspectiva vital de Cristo, a que cada uno desempeñe su función como miembro de un mismo cuerpo, sabiendo que todos los miembros deben amarse, cuidarse y respetarse.

.  El autor asume la relación culturalmente aceptada entre padres e hijos; estos deben obedecer sin reservas a sus progenitores y los padres deben ejercer la autoridad sobre ellos. Entre los cristianos existe la convicción d que todos forman el cuerpo de Cristo y dentro de este cuerpo, os padres tienen una misión que cumplir con tacto y la obediencia de los hijos es necesaria para que puedan llevarla a cabo.

. En la asamblea, había esclavos y amos; las familias cristianas son en este aspecto iguales a muchas paganas de la ciudad que tienen esclavos entre sus miembros. La Carta no rechaza la esclavitud como tal, pero considera que todos somos miembros de Cristo y esta condición nos iguala en lo profundo.

. Pablo y Onésimo…

3. Convidados a rezar (ORATIO-CONTEMPLATIO)

. La familia hoy, como en Colosas, ha adoptado formas culturales propias de la época. Son elementos cambiantes. Pero hay algo mucho más profundo y permanente que une a aquellas familias creyentes del siglo I con las de hoy: es la fe en Cristo Jesús. Desde esa convicción actualizamos la Palabra:

. Necesidad de que los esposos se amen y respeten mutuamente y del dolor y sufrimiento que se produce cuando ese amor y ese respeto no se dan.  Cómo nos situaos ante esto: qué significa amar y respetar a mi cónyuge, para favorecer un ambiente de paz y buena comunicación. Cómo nos apoyamos en las tareas comunes y nos apoyamos en las que cada uno ha asumido como propias…

. Para educar a los hijos tenemos que estar con ellos, hacer cosas juntos, dedicarles tiempo y para crecer por dentro y por fuera los hijos necesitan el amor y la autoridad de los padres. Cuánto tiempo les dedico, les muestro ternura y firmeza en el trato…

. La necesidad de que los hijos confíen en sus padres plenamente pues esa confianza les hará crecer en una obediencia madura, crítica, responsable…. Cómo intento que la obediencia que pido a mis hijos sea razonable…

. Existe la esclavitud en múltiples formas y hay que combatirla. Las ideas cristianas contienen en su interior la noción de igualdad radical de todos los seres humanos. Qué situaciones podrían hoy calificarse de esclavitud…

. Hoy como ayer, las diferentes funciones que hemos de desempeñar en el modelo de familia que nos ha tocado vivir no pueden hacernos olvidar que somos miembros de un solo cuerpo, el de Cristo y que debemos intentar hacernos uno por el amor. Debemos “poner el corazón en lo que hagamos”. Cómo valoro a cada uno de los miembros de mi familia, las funciones que realiza, su dignidad…

. Qué le decimos a Dios a partir del texto:

. Agradecemos el amor y el respeto vivido en el matrimonio, también las situaciones difíciles que han hecho crecer como pareja…

. Presentamos ante Dos nuestros hijos. Cada uno es una persona distinta y absolutamente especial del que solo Dios tiene todas las claves….

. Pedimos al Señor nos ayude a practicar la igualdad amorosa dentro de las familias… . . . Recordamos a las personas que viven esclavizadas dentro y fuera de sus familias…

. Contemplo el plan de Dios de hacernos uno en Cristo, en un solo cuerpo.

4. ¿Hacia dónde nos encamina el Espíritu? (ACTIO)

. Compromiso de vida

. Oración:

“Oh Dios, de quien procede toda paternidad en el cielo y en la tierra.

Padre, que eres Amor y Vida, haz que en cada familia humana sobre la tierra se convierta, por medio de tu Hijo, Jesucristo, «nacido de Mujer», y del Espíritu Santo, fuente de caridad divina, en verdadero santuario de la vida y del amor para las generaciones porque siempre se renuevan.

Haz que tu gracia guíe a los pensamientos y las obras de los esposos hacia el bien de sus familias y de todas las familias del mundo.

Haz que las jóvenes generaciones encuentren en la familia un fuerte apoyo para su humanidad y su crecimiento en la verdad y en el amor.

Haz que el amor, corroborado por la gracia del sacramento del matrimonio, se demuestre más fuerte que cualquier debilidad y cualquier crisis, por las que a veces pasan nuestras familias.

Haz finalmente, te lo pedimos por intercesión de la Sagrada Familia de Nazaret, que la Iglesia en todas las naciones de la tierra pueda cumplir fructíferamente su misión en la familia y por medio de la familia. Tú, que eres la Vida, la Verdad y El Amor, en la unidad del Hijo y del Espíritu santo.

(San Juan Pablo II).

. Somos la familia de Dios, Encuentros bíblicos desde la Lectio Divina para una Pastoral Familia, evd, 2014, 4

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