(Josep M.Blanquet, SF) «La esperanza llena de inmortalidad se entrelaza con la esperanza jubilar, se convierte en profecía y en esperanza desarmada», subrayó el papa León XIV durante la liturgia de la Palabra celebrada en la Basílica de San Pablo Extramuros de Roma en conmemoración de los mártires y testigos de la fe del siglo XXI, el pasado 14 de septiembre, fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz.
Citando a san Juan Pablo II en la conmemoración ecuménica de los testigos de la fe del siglo XX (7 de mayo del 2000), el papa León XIV ha recordado que «estos audaces servidores del Evangelio y mártires de la fe, “son como un gran cuadro de la huma nidad cristiana […].
Un mural del Evangelio de las Bienaventuranzas, vivido hasta el derramamiento de la sangre”». Por ello, su deseo, al que nos unimos de corazón, es «reafirmar el compromiso de la Igle- sia católica de custodiar la memoria de los testigos de la fe de todas las tradiciones cristianas». Hay varios signos elocuentes de ese compromi- so de la Iglesia que hoy encarna el papa León XIV.
En su cruz pectoral, además de fragmentos de huesos de san Agustín y de su madre, santa Mónica, y del vene rable agustino Giuseppe Bartolomeo Menochio, la cruz del Pontífice tiene dos reliquias de obispos agustinos españoles: santo Tomás de Villanueva, arzobispo de Valencia y reformador de la Iglesia en los siglos xv y xvi, y mons. Anselmo Polanco, obispo de Teruel.
Mons. Polanco (1881-1939), fue asesinado hacia el final de la persecución religiosa y guerra civil española, conflicto que dio origen al Valle de los Caí dos, construido para rezar por la paz y la reconcilia ción. Por esa intención, en el verano del año 2003, tuvo lugar en el Centro de Congresos Fray Luis de León situado en Guadarrama, localidad de la sierra de Ma drid y muy cerca del Valle de los Caídos, el Encuentro Internacional de Jóvenes Agustinianos bajo el lema «Juntos para hacer, de estos tiempos, tiempos me- jores», al que acudió el entonces prior general, el P. Robert Prevost, hoy León XIV. Junto a la iglesia es tán enterrados miles de combatientes de ambos bandos, entre los que se encuentran numerosos mártires.
Durante esta visita de los jóvenes al complejo mo numental, el P. Robert Prevost presidió la celebración de la Misa en la basílica pontificia excavada en la roca, so bre la que se eleva una gran cruz. Más recientemente, el 20 de junio de este mismo año, el Papa aprobó el Decreto por el que se recono- ce el martirio de otros 124 mártires de la diócesis de Jaén, entre los que hay sacerdotes, una religiosa y laicos; perfiles diversos, pero con grandes testimonios de fe detrás de cada historia. Entre ellos, «el Kolbe español», un sacerdote que dio su vida por la de un padre de familia; un médico dedicado al cuidado de los más vulnerables de su tiempo y una viuda que le vantó una residencia para personas sin hogar.
Y el último 14 de septiembre, fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, el papa León XIV presidió una celebración ecuménica en la basílica de San Pablo Extramuros para recordar a los mártires del siglo xxi. La Comisión para los Nuevos Mártires, en el Dicasterio para las Causas de los Santos, en colaboración con el Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, cumple la tarea de hacer y conservar la memoria de los mártires de todas las tradiciones cris tianas.
