Lectio Divina en familia

Cuando el amor se rompe – Os 2, 4-25

0. Oración: Espíritu Santo

1. Lectura del texto: Os 2, 4-25 (LECTIO)

. Realidad: la celebración del matrimonio judío tiene un rito cargado de simbolismo. Al final de la ceremonia el novio recibe una copa de cristal y la rompe en el suelo, pisándola. Así se quiere expresar que, incluso en la alegría de la boda, no se puede olvidar la tristeza por la destrucción del Templo. A la vez recuerda que el matrimonio es frágil, que mantenerlo supone un esfuerzo mutuo y constante.  El amor entre dos seres humanos está tocado por fuerza por la debilidad, por la fragilidad y en cualquier momento se puede romper.  Por eso el rabino hace unas oraciones pidiendo a Dios su bendición para que sea su fuerza lo que les sostenga. En el rito cristiano los novios se desposan prometiéndose amor fiel y verdadero en toda circunstancia, incluso en las más frágiles, “en las alegrías y en las penas, en el dolor y en la enfermedad”.

. Compartimos: ¿He tenido experiencia de la fragilidad del amor? ¿qué puede hacer peligrar el amor fiel? ¿Qué hacer cuando el amor se rompe?

. Dios y su esposa fiel:  nos hemos acercado al amor apasionado de los enamorados y de Dios. Una relación gozosa y portadora de felicidad. Pero el amor, en cuanto realidad humana, está también afectada por la fragilidad, por la amenaza de la ruptura.  La relación de Dios con su pueblo pasa igualmente por la misma experiencia dolorosa. De nuevo son los profetas quienes mejor visibilizan esta realidad. Oseas nos servirá de guía.

. Oseas predicó en el reino de Israel en el s. VIII A.C. El libro que lleva su nombre nos deja entrever una experiencia muy dolorosa.  Su matrimonio pasó momentos difíciles por la infidelidad de su esposa Gómer. Esta experiencia le hará releer la relación de Dios con Israel desde una perspectiva del amor.  Desde ese momento, Oseas introduce en el mundo bíblico una dimensión de consecuencias inimaginables. El lenguaje del amor se convertirá en el mejor modo para describir la relación ente Dios y su pueblo.

La relación entre Oseas y su mujer Gómer ha sido considerada por algunos como ficción literaria, a modo de gran parábola, en función del mensaje, Pero la gran mayoría lo considera una historia real.  En su composición literaria sí sufre retoques artísticos y estilísticos para expresar la relación de Dios con su pueblo.

. Os 2, 4-25: Dios y su esposa fiel (El buen amor, pleito y reconciliación)

Es un precioso poema de Oseas. Dios, en calidad de esposo, se dirige a sus hijos hablándoles sobre su madre. En su largo discurso se distinguen dos partes con tonos muy diferentes.  La primera de acusación y condena (vv. 4-15); la segunda, de renovación y esperanza (vv. 16-25). La primera parte se puede dividir a su vez en dos estrofas (vv. 4-9 y 10-15) marcando dos momentos de la acusación de Dios respecto al comportamiento de la mujer. Así podemos establecer tres pasos en el discurso, que muestran a su vez tres maneras de actuar de Dios.

. Primer momento: Os 2, 4-7: “Pleitead con vuestra madre, pleitead, que ella no es mi mujer ni yo soy su marido, para que se quite de la cara sus prostituciones y sus adulterios de entre los pechos”;

Empieza con duras palabras de Dios, esposo y padre, dando a conocer la situación. Se dirige a sus hijos para que acusen a su madre, pues el matrimonio ya no existe. Lo indica la fórmula de ruptura de la Alianza: “ella no es mu mujer y yo no soy su marido”.  La madre representa al pueblo de Israel que ha sido infiel a Dios rompiendo el pacto.  Inmediatamente se señala la causa: se ha prostituido con otros amantes. El pueblo adoraba a los dioses baales, dioses de la fecundidad, los que con la lluvia daban vida a los campos y producían las cosechas.  Así lo reconoce la madre que busca en sus amantes: “pan, agua, lana, lino, aceite, licor”. Dios pide que deje de prostituirse y se quiete los signos que lleva para ser reconocida como tal. Si no lo hace, quedará desnuda para su vergüenza.

Baal (señor, dueño) es el dios de la guerra, de la tormenta, de la lluvia que fertiliza la tierra; se representa con el rayo y el toro. Se erigió también en vencedor del mal (personificación del caos).

Además, añade otras tres amenazas: dejar como un desierto, convertir en tierra reseca, morir de sed. Las tres comparten el motivo de la falta de agua. Las metáforas aluden a la amenaza de una tierra devastada y saqueada. El profeta utiliza la ironía para indicar de este modo quién es el verdadero Dios. El Señor asegura que solo él tiene el poder para dar vida o impedir la fertilidad. Y ya que sus hijos son fruto de prostitución, no se compadecerá más de ellos. Se ha llegado a un punto límite.

. vv.  8-9: plan de Dios respecto a la rebeldía de la mujer: “Por eso voy a vallar su camino con zarzales y le voy a poner delante una barrera para que no encuentre sus senderos. Perseguirá a sus amantes y no los alcanzará; los buscará y no los encontrará, y dirá: Voy a volver con mi primer marido, porque entonces me iba mejor que ahora”.

Frente a la actitud de la mujer, Dios idea un plan. Ella se pone en camino para buscar amantes, “por eso” el va a poner obstáculos.  Cierra su camino con espinos y con una valla.  Así, cuando salga tras la senda de los amantes, no los alcanzará y, cuando los busque, no los podrá encontrar.  Como consecuencia buscará otro camino, entrará en razón y decidirá “volver” a su primer marido.  Y, a la vez, constatará que es mejor para su vida, pues junto a su primer marido recibía los dones necesarios para vivir.  Este es el sueño de un esposo enamorado, de un esposo que dese la vuelta de la esposa infiel, que incluso parece estar escuchando ya estas palabras de su boca. Si en ella el amor se ha roto, en él sigue vivo. Podría repudiarla, pero prefiere seguir amándola.

. v 10: segundo momento del poema; actitud de la mujer: “Ella no comprendía que era yo quien le daba el trigo y el vino y el aceite, y oro y plata en abundancia”.

La fragilidad del amor

Después de la opción de Dios por el perdón, esperaríamos encontrar una reacción positiva de la mujer. Sin embargo, no es así.  Todo lo contrario.  Ella sigue sin reconocer de donde le viene la vida ni quién la sustenta para vivir.  Dios es quien le da el trigo, el mosto, el aceite, productos que le procuran alimento para comer, para alegrarse, para hacer fiesta y para embellecerse con sus ungüentos.  Le confiere, como don, abundancia de plata y oro, su riqueza.  Sin embargo, ella fabrica con estos dones, sus baales. Aquí se habla directamente de la idolatría, el culto a los baales, imágenes de plata y oro.  Esta es la mayor de las ingratitudes. En vez de corresponder con amor, la mujer (su pueblo) le corresponde aprovechándose del don recibido para hacer un ídolo al que amar y adorar.

. vv. 11-15: la respuesta de Dios: “Por eso le quitaré otra vez mi trigo en su tiempo y mi vino en su sazón; recobraré mi lana y mi lino, con que cubría su desnudez. Descubriré su infamia ante sus amantes, y nadie la librará de mi mano; pondré fin a sus alegrías, sus fiestas, sus novilunios, sus sábados y todas sus solemnidades. Arrasaré su vid y su higuera, de los que decía: Son mi paga, me las dieron mis amantes. Los reduciré a matorrales y los devorarán las alimañas”.

Dios decide tomar otra actitud más dura, dada la testarudez de su mujer en seguir dándole la espalda y ofrecer su amor a los amantes. Por eso va a quitarle los frutos que él le da y que ella piensa que son la “paga” de los baales a sus servicios de prostituta. Reaparece el motivo de la desnudez de los inicios. Dios le da los tejidos para se cubra, pero ella se desprende de ellos para denudarse ante sus amantes. Por eso Dios la va a desnudar (a despojar de todo) ante ellos.  Se acabará la alegría, la tierra perderá sus plantas que dan fruto (viñas e higueras) para quedar convertida en matorral, arbusto que no da fruto y ser devorada por bestias salvajes.

Dios cierra esta sentencia de castigo volviendo sobre la causa. Ella “se olvidaba de mí”. He aquí lo más doloroso en todo este camino de infidelidad.  La mujer ha perdido la memoria, la historia de amor. Olvida quien te ama y cómo te ama, acaba por romper el amor.

El reino de Israel desapareció en el año 722 a.C. por la invasión de los asirios. La población fue deportada y las tierras arrasadas y repobladas por extranjeros. En el trasfondo de las palabras del profeta se trasluce esta experiencia de tragedia y de muerte.

. Segundo momento:  vv. 16-25.  El amor fiel de Dios

Cuando la historia de amor se ha roto y la mujer sufre las consecuencias desastrosas de su comportamiento infiel, Dios sorprende con su nuevo modo de actuar. Idea un nuevo plan.  Por segunda vez y por mil, si hiciera falta, volverá a reiniciar la historia de amor.  La va a seducir. Lo hará en el desierto.  Es el lugar de la muerte, pero también el lugar donde el pueblo comenzó su camino de amor con Dios después de la liberación.  La mujer ha perdido al Dios de la vida, se ha quedado hecha un desierto. Pero, en ese lugar, Dios va a buscarla para volver a comenzar.  Le hablará al corazón para convencerla de quién es él y quienes son los baales.

Dios le devolverá las viñas, haciendo del valle de Acor-Desgracia (puerta de entrada a la tierra prometida) una puerta de esperanza.  El desierto, convertido en valle frondoso, es el lugar de la fidelidad.  Allí, ella le responderá como en los días del amor de juventud, los días al salir de Egipto.  Lo llamaría “mi marido” y quitará para siempre de su boca el nombre de los baales, sin que se acuerde más de ellos.  Dios no ha olvidado su historia de amor. Todo lo contrario, la tiene bien presente y vuelve al lugar del origen para recomenzar.

. vv. 20-22: lo que acontece; nueva situación: “Aquel día haré en su favor una alianza con los animales salvajes, con las aves del cielo y los reptiles de la tierra. Arcos, espada y arma romperé en el país, y los haré dormir tranquilos. Me casaré contigo para siempre, me casaré contigo a precio de justicia y de derecho, de afecto y de cariño. Me casaré contigo en fidelidad, y conocerás al Señor”.

Dios anuncia la llegada de unos nuevos desposorios, una nueva alianza. En primer lugar, sellará una alianza cósmica, con todos los animales, que hace recordar la alianza de tiempos de Noé. Toda la creación participará de la nueva situación de paz. Se eliminarán lar amas de muerte para que los pueblos descansen confiados.

Entonces Dios se desposará con la mujer. El término alude a los desposorios de dos jóvenes enamorados.  Será la alianza eterna que nadie ni nada podrá romper. Las características de estos desposorios son: justicia y derecho, amor y ternura, fidelidad.  Con estos rasgos la alianza está asegurada.  La consecuencia final es que ella conocerá quién es su Dios. En la metáfora de los desposorios, el verbo conocer indica la plenitud de la relación íntima, el momento en que el amor se consuma. Frente al olvido, al no conocer (v 15) llega el conocimiento pleno, la entrega perfecta que solo provoca el amor.

. vv. 23-25: consecuencias de los desposorios: “Aquel día escucharé -oráculo del Señor-, escucharé al cielo, éste escuchará a la tierra, y la tierra escuchará al trigo, al vino y al aceite y estos escucharán a Yezrael. Y me los sembraré en el país, me compadeceré de Incompadecida y diré a No-pueblo-mío: Eres mi pueblo, y él responderá: Dios mío”.

El texto presenta la reactivación del ciclo de la vida. Si la infidelidad produjo la pérdida de la vida y los frutos del campo, la fidelidad trae de nuevo la fecundidad.  El Señor de cielos y tierra, de la vida, da órdenes a los cielos para que envíen la lluvia y la tierra produzca los frutos esperados: trigo, mosto, aceite. Vuelve el sustento, la alegría, la belleza.

A su vez se anuncia la fecundidad de los desposorios. Entran en escena los hijos con sus nombres. Se juega con los nombres simbólicos que Dos dio a los hijos de Oseas (Os 1, 2-9). En un principio explicaban la situación de pecado y sus consecuencias: Jezrael, valle de muerte como lugar de venganza por la violencia del reino; Lo-rujama (no amada) fin de la misericordia de Dios; Lo-Ammi (No-mi-pueblo), ruptura de la alianza.  Ahoar Jezreal recupera su sentido propio (literal): “Dios siembra”, aludiendo a la fertilidad reactivada de la tierra; Rujama (Amada) alude al pueblo amado por Dios que vuelve a la tierra. Y No-mi-pueblo vuelve a ser Ammi (Mi-pueblo). Este a su vez dirá: “Tú-mi-Dios”. Queda restablecida la Alianza.

Para sanar las heridas del pecado, el hombre y la mujer necesitan la ayuda de la gracia de que Dios, en su misericordia infinita, jamás les ha negado (cf Gn 3, 21). Sin esta ayuda, el hombre y la mujer no pueden llegar a realizar la unión de sus vidas en orden a la cual Dios los creo “al comienzo”. (Catecismo 1608).

. La nueva alianza anunciada

Al final el texto subraya por tres veces la expresión: “en aquel día”. Se trata de la visión escatológica.  Es decir, del anuncio del tiempo nuevo como la llegada de la salvación. Si la fuerza de la infidelidad puso en la relación rechazo, abandono y olvido, el poder del amor que perdona y busca recuperar a la persona amada, abre un horizonte nuevo y esperanzador.  Este es el amor de Dios, que no se rompe a pesar de la infidelidad de su pueblo.

Sabemos de la fragilidad de amor. Es como un hermoso y delicado vaso de cristal que cuidar con esmero.  Algunos deciden desecharlo cuando en él aparece una grieta o fractura. La escritura nos invita a reconsidera otra postura: la de perdonar a la persona amada, avivar el amor y reconstruir la relación. Así, cuando parece que ya no hay esperanza ni fututo, la experiencia del Dios que habla a nuestro corazón, posibilita que vuelva la vida. Los profetas situaban esta realidad en “aquel día”. Quizás, para algunos de nosotros, este día puede ser hoy.

. Profundizamos: Jr 2, 1-4, 4: elementos similares

. Papa Francisco. Audiencia de 2.4.2014: “Realmente es un diseño estupendo el que subyace en el sacramento del matrimonio. Y se realiza en la sencillez y también en la fragilidad de la condición humana. Sabemos bien cuántas dificultades y pruebas experimentan la vida de dos esposos… Lo importante es mantener vivo el vínculo con Dios, que está en la base del vínculo matrimonial.  Cuando la familia reza, el vínculo se mantiene.  Cuando el esposo reza por la esposa y la esposa reza por el esposo, esta unión se fortalece.  Es verdad que en la vida matrimonial hay muchas dificultades. Y tantas veces el marido o la mujer se ponen un poco nerviosos y se pelean entre ellos. Siempre aconsejo a los esposos: “No terminéis el día en el que os habéis peleado sin hacer las paces”. Basta un sencillo gesto, una caricia. “Ciao, hasta mañana”. Y al día siguiente se vuelve a comenzar.  Esta es la vida, llevarla adelante así, llevar adelante con la valentía de querer vivirla juntos. Y esto es grande, es bello. Es una cosa bellísima: es la vida matrimonial y debemos custodiarla siempre y custodiar a los hijos”.

2. Miramos la vida (MEDITATIO)

. El poema nos ha puesto delante el amor de Dios que supera y renueva la infidelidad de la esposa. Si el profeta viniera hoy:

. Nos hablaría de la dura experiencia matrimonial que tuvo que afrontar y cómo le sirvió para comprender el amor de Dios hacia su pueblo. Nos preguntaría sobre las experiencias duras en las relaciones de amor, sobre la fidelidad del amor, sobre cómo leer los acontecimientos de la vida desde la fe…

. Nos hablaría de los baales, los ídolos que seducen y engañan el corazón, también hoy. Cómo se presentan esos ídoslos, ¿qué ofrecen… denuncio…?

. La fuerza del lenguaje del amor. Cómo Dios revestido de padre y de esposo se siente herido por su esposa y cómo se esfuerza pro recuperar la relación. Nos interpela sobre el modo que tenemos de vivir el amor en las relaciones familiares. Me hundo frente a os problemas, busco solución a los mismos…

. Nos situaría en el desierto para hablarnos de la presencia de Dios en ese lugar de muerte que se convierte en lugar de encuentro y de amor primero. Nuestras situaciones de desierto…

. No llevaría a contemplar la fuera de los nuevos desposorios y la fuerza del perdón como camino de reconciliación y de renovación de la alianza. Nuestra capacidad de perdonar, de recomponer situaciones rotas…

3. Convidados a rezar (ORATIO-CONTEMPLATIO)

. Agradecemos la vida que hemos recibido como don. Damos gracias a Dios por todos los bienes que hemos recibido y de los que a veces nos mostramos ingratos.

. Presentamos al Señor todos los matrimonios y familias que se encuentran en situaciones graves o atraviesan momentos de dificultad en su relación de amor para que encuentren el camino hacia la reconciliación.

. Suplicamos perdón al Señor por dejarnos seducir por tantos ídolos de nuestro mundo que nos confunden, nos quitan la vida y la alegría y nos alejan del amor de Dios y el amor de los demás.

. Pedimos al Señor por quienes se dedican a la oración, el retiro, a cuidar la vida espiritual ofreciendo espacios y ámbitos de interiorización, soledad, silencio

. Rogamos al Señor que impulsados por su misericordia infinita nos enseñe a perdonar de verdad y que nos conduzca por el camino de la reconciliación para que no os dejemos vencer por las situaciones que aparentemente no tienen solución.

4. ¿Hacia dónde nos encamina el Espíritu? (ACTIO)

. Compromiso de vida

. Oración:

“Señor, nos hiciste el uno para el otro. Te ofrecemos nuestras vidas y nuestro amor. ¡Bendícenos Señor!

Haz que comprendamos la gran misión de vivir en comunión

Y de colaborar contigo en la obra de la creación.

Haz que en nuestro hogar siempre reinen la paz, el amor, la fidelidad,

Y que seamos la primera célula de amor en nuestra comunidad.

Haz que nuestros hijos sean fruto maduro de nuestro amor

Y que ellos encuentren en nosotros ayuda, protección y comprensión.

Haz que nuestro largo caminar, nuca olvidemos que tú nos esperar para sellar eternamente nuestro fiel amor”. Amén.

. Somos la familia de Dios, Encuentros bíblicos desde la Lectio Divina para una Pastoral Familia, evd, 2014, 4

RESUMEN:

4. Cuando el amor se rompe – Os 2, 4-25

0. Oración: Espíritu Santo

1. Lectura del texto: Os 2, 4-25 (LECTIO)

. Realidad: la celebración del matrimonio judío tiene un rito cargado de simbolismo. Al final de la ceremonia le novio recibe una copa de cristal y la rompe en el suelo, pisándola. Así se quiere expresar que, incluso en la alegría de la boda, no se puede olvidar la tristeza por la destrucción del Templo. A la vez recuerda que el matrimonio es frágil, que mantenerlo supone un esfuerzo mutuo y constante.  El amor entre dos seres humanos está tocado por fuerza por la debilidad, por la fragilidad y en cualquier momento se puede romper.  Por eso el rabino hace unas oraciones pidiendo a Dios su bendición para que sea su fuerza lo que les sostenga. En el rito cristiano los novios se desposan prometiéndose amor fiel y verdadero en toda circunstancia, incluso en las más frágiles, “en las alegrías y en las penas, en el dolor y en la enfermedad”.

. Compartimos: ¿He tenido experiencia de la fragilidad del amor? ¿qué puede hacer peligrar el amor fiel? ¿Qué hacer cuando el amor se rompe?

. Dios y su esposa fiel:  nos hemos acercado al amor apasionado de los enamorados y de Dios. Una relación gozosa y portadora de felicidad. Pero el amor, en cuanto realidad humana, está también afectada por la fragilidad, por la amenaza de la ruptura.  La relación de Dios con su pueblo pasa igualmente por la misma experiencia dolorosa. De nuevo son los profetas quienes mejor visibilizan esta realidad. Oseas nos servirá de guía.

. Os 2, 4-25: Dios y su esposa fiel (El buen amor, pleito y reconciliación)

Es un precioso poema de Oseas. Dios, en calidad de esposo, se dirige a sus hijos hablándoles sobre su madre. En su largo discurso se distinguen dos partes con tonos muy diferentes.  La primera de acusación y condena (vv. 4-15); la segunda, de renovación y esperanza (vv. 16-25). La primera parte se puede dividir a su vez en dos estrofas (vv. 4-9 y 10-15) marcando dos momentos de la acusación de Dios respecto al comportamiento de la mujer. Así podemos establecer tres pasos en el discurso, que muestran a su vez tres maneras de actuar de Dios.

. Primer momento: Os 2, 4-7: “Pleitead con vuestra madre, pleitead, que ella no es mi mujer ni yo soy su marido, para que se quite de la cara sus prostituciones y sus adulterios de entre los pechos”;

Empieza con duras palabras de Dios, esposo y padre, dando a conocer la situación. Se dirige a sus hijos para que acusen a su madre, pues el matrimonio ya no existe. Lo indica la fórmula de ruptura de la Alianza: “ella no es mu mujer y yo no soy su marido”.

(…) Se ha llegado a un punto límite.

. vv.  8-9: plan de Dios respecto a la rebeldía de la mujer: “Por eso voy a vallar su camino con zarzales y le voy a poner delante una barrera para que no encuentre sus senderos. Perseguirá a sus amantes y no los alcanzará; los buscará y no los encontrará, y dirá: Voy a volver con mi primer marido, porque entonces me iba mejor que ahora”.

Frente a la actitud de la mujer, Dios idea un plan. Ella se pone en camino para buscar amantes, “por eso” él va a poner obstáculos.  Cierra su camino con espinos y con una valla.  Así, cuando salga tras la senda de los amantes, no los alcanzará y, cuando los busque, no los podrá encontrar.  Como consecuencia buscará otro camino, entrará en razón y decidirá “volver” a su primer marido.  Y, a la vez, constatará que es mejor para su vida, pues junto a su primer marido recibía los dones necesarios para vivir.  Este es el sueño de un esposo enamorado, de un esposo que dese la vuelta de la esposa infiel, que incluso parece estar escuchando ya estas palabras de su boca. Si en ella el amor se ha roto, en él sigue vivo. Podría repudiarla, pero prefiere seguir amándola.

. v 10: segundo momento del poema; actitud de la mujer: “Ella no comprendía que era yo quien le daba el trigo y el vino y el aceite, y oro y plata en abundancia”.

La fragilidad del amor

Después de la opción de Dios por el perdón, esperaríamos encontrar una reacción positiva de la mujer. Sin embargo, no es así.  Todo lo contrario.  Ella sigue sin reconocer de dónde le viene la vida ni quién la sustenta para vivir.  Dios es quien le da el trigo, el mosto, el aceite, productos que le procuran alimento para comer, para alegrarse, para hacer fiesta y para embellecerse con sus ungüentos.  Le confiere, como don, abundancia de plata y oro, su riqueza.  Sin embargo, ella fabrica con estos dones, sus baales. Aquí se habla directamente de la idolatría, el culto a los baales, imágenes de plata y oro.  Esta es la mayor de las ingratitudes. En vez de corresponder con amor, la mujer (su pueblo) le corresponde aprovechándose del don recibido para hacer un ídolo al que amar y adorar.

. vv. 11-15: la respuesta de Dios: “Por eso le quitaré otra vez mi trigo en su tiempo y mi vino en su sazón; recobraré mi lana y mi lino, con que cubría su desnudez. Descubriré su infamia ante sus amantes, y nadie la librará de mi mano; pondré fin a sus alegrías, sus fiestas, sus novilunios, sus sábados y todas sus solemnidades. Arrasaré su viña y su higuera, de los que decía: Son mi paga, me las dieron mis amantes. Los reduciré a matorrales y los devorarán las alimañas”.

El reino de Israel desapareció en el año 722 a.C. por la invasión de los asirios. La población fue deportada y las tierras arrasadas y repobladas por extranjeros. En el trasfondo de las palabras del profeta se trasluce esta experiencia de tragedia y de muerte.

. Segundo momento:  vv. 16-25.  El amor fiel de Dios

Cuando la historia de amor se ha roto y la mujer sufre las consecuencias desastrosas de su comportamiento infiel, Dios sorprende con su nuevo modo de actuar. Idea un nuevo plan.  Por segunda vez y por mil, si hiciera falta, volverá a reiniciar la historia de amor.  La va a seducir. Lo hará en el desierto.  Es el lugar de la muerte, pero también el lugar donde el pueblo comenzó su camino de amor con Dios después de la liberación.  La mujer ha perdido al Dios de la vida, se ha quedado hecha un desierto. Pero, en ese lugar, Dios va a buscarla para volver a comenzar.  Le hablará al corazón para convencerla de quién es él y quienes son los baales.

Dios le devolverá las viñas, haciendo del valle de Acor-Desgracia (puerta de entrada a la tierra prometida) una puerta de esperanza.  El desierto, convertido en valle frondoso, es el lugar de la fidelidad.  Allí, ella le responderá como en los días del amor de juventud, los días al salir de Egipto.  Lo llamaría “mi marido” y quitará para siempre de su boca el nombre de los baales, sin que se acuerde más de ellos.  Dios no ha olvidado su historia de amor. Todo lo contrario, la tiene bien presente y vuelve al lugar del origen para recomenzar.

. vv. 20-22: lo que acontece; nueva situación: “Aquel día haré en su favor una alianza con los animales salvajes, con las aves del cielo y los reptiles de la tierra. Arcos, espada y arma romperé en el país, y los haré dormir tranquilos. Me casaré contigo para siempre, me casaré contigo a precio de justicia y de derecho, de afecto y de cariño. Me casaré contigo en fidelidad, y conocerás al Señor”.

. vv. 23-25: consecuencias de los desposorios: “Aquel día escucharé -oráculo del Señor-, escucharé al cielo, éste escuchará a la tierra, y la tierra escuchará al trigo, al vino y al aceite y estos escucharán a Yezrael. Y me los sembraré en el país, me compadeceré de Incompadecida y diré a No-pueblo-mío: Eres mi pueblo, y él responderá: Dios mío”.

Para sanar las heridas del pecado, el hombre y la mujer necesitan la ayuda de la gracia de que Dios, en su misericordia infinita, jamás les ha negado (cf Gn 3, 21). Sin esta ayuda, el hombre y la mujer no pueden llegar a realizar la unión de sus vidas en orden a la cual Dios los creo “al comienzo”. (Catecismo 1608).

. La nueva alianza anunciada

Sabemos de la fragilidad de amor. Es como un hermoso y delicado vaso de cristal que cuidar con esmero.  Algunos deciden desecharlo cuando en él aparece una grieta o fractura. La Escritura nos invita a reconsidera otra postura: la de perdonar a la persona amada, avivar el amor y reconstruir la relación. Así, cuando parece que ya no hay esperanza ni fututo, la experiencia del Dios que habla a nuestro corazón, posibilita que vuelva la vida.

. Profundizamos: Jr 2, 1-4, 4: elementos similares

. Papa Francisco. Audiencia de 2.4.2014: “Realmente es un diseño estupendo el que subyace en el sacramento del matrimonio. Y se realiza en la sencillez y también en la fragilidad de la condición humana. Sabemos bien cuántas dificultades y pruebas experimentan la vida de dos esposos… Lo importante es mantener vivo el vínculo con Dios, que está en la base del vínculo matrimonial.  Cuando la familia reza, el vínculo se mantiene.  Cuando el esposo reza por la esposa y la esposa reza por el esposo, esta unión se fortalece.  Es verdad que en la vida matrimonial hay muchas dificultades. Y tantas veces el marido o la mujer se ponen un poco nerviosos y se pelean entre ellos. Siempre aconsejo a los esposos: “No terminéis el día en el que os habéis peleado sin hacer las paces”. Basta un sencillo gesto, una caricia. “Ciao, hasta mañana”. Y al día siguiente se vuelve a comenzar.  Esta es la vida, llevarla adelante así, llevar adelante con la valentía de querer vivirla juntos. Y esto es grande, es bello. Es una cosa bellísima: es la vida matrimonial y debemos custodiarla siempre y custodiar a los hijos”.

2. Miramos la vida (MEDITATIO)

. El poema nos ha puesto delante el amor de Dios que supera y renueva la infidelidad de la esposa. Si el profeta viniera hoy:

. Nos hablaría de la dura experiencia matrimonial que tuvo que afrontar y cómo le sirvió para comprender el amor de Dios hacia su pueblo. Nos preguntaría sobre las experiencias duras en las relaciones de amor, sobre la fidelidad del amor, sobre cómo leer los acontecimientos de la vida desde la fe…

. Nos hablaría de los baales, los ídolos que seducen y engañan el corazón, también hoy. Cómo se presentan esos ídoslos, ¿qué ofrecen… denuncio…?

. La fuerza del lenguaje del amor. Cómo Dios revestido de padre y de esposo se siente herido por su esposa y cómo se esfuerza por recuperar la relación. Nos interpela sobre el modo que tenemos de vivir el amor en las relaciones familiares. Me hundo frente a os problemas, busco solución a los mismos…

. Nos situaría en el desierto para hablarnos de la presencia de Dios en ese lugar de muerte que se convierte en lugar de encuentro y de amor primero. Nuestras situaciones de desierto…

. No llevaría a contemplar la fuera de los nuevos desposorios y la fuerza del perdón como camino de reconciliación y de renovación de la alianza. Nuestra capacidad de perdonar, de recomponer situaciones rotas…

3. Convidados a rezar (ORATIO-CONTEMPLATIO)

. Agradecemos la vida que hemos recibido como don. Damos gracias a Dios por todos los bienes que hemos recibido y de los que a veces nos mostramos ingratos.

. Presentamos al Señor todos los matrimonios y familias que se encuentran en situaciones graves o atraviesan momentos de dificultad en su relación de amor para que encuentren el camino hacia la reconciliación.

. Suplicamos perdón al Señor por dejarnos seducir por tantos ídolos de nuestro mundo que nos confunden, nos quitan la vida y la alegría y nos alejan del amor de Dios y el amor de los demás.

. Pedimos al Señor por quienes se dedican a la oración, el retiro, a cuidar la vida espiritual ofreciendo espacios y ámbitos de interiorización, soledad, silencio

. Rogamos al Señor que impulsados por su misericordia infinita nos enseñe a perdonar de verdad y que nos conduzca por el camino de la reconciliación para que no os dejemos vencer por las situaciones que aparentemente no tienen solución.

4. ¿Hacia dónde nos encamina el Espíritu? (ACTIO)

. Compromiso de vida

. Oración:

“Señor, nos hiciste el uno para el otro. Te ofrecemos nuestras vidas y nuestro amor. ¡Bendícenos Señor!

Haz que comprendamos la gran misión de vivir en comunión

Y de colaborar contigo en la obra de la creación.

Haz que en nuestro hogar siempre reinen la paz, el amor, la fidelidad,

Y que seamos la primera célula de amor en nuestra comunidad.

Haz que nuestros hijos sean fruto maduro de nuestro amor

Y que ellos encuentren en nosotros ayuda, protección y comprensión.

Haz que nuestro largo caminar, nuca olvidemos que tú nos esperar para sellar eternamente nuestro fiel amor”. Amén.

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