Contenidos digitales: calidad y credibilidad

El mundo digital está instalado en nuestras vidas y plantea un modo diferente, nuevo, de contacto con la realidad, modificando nuestra visión del mundo y alterando nuestras relaciones. Y esto plantea siempre desafíos importantes para la misión educativa, evangelizadora, cultural… Por una parte, no hay duda de la entrada de la tecnología en el mundo educativo y de los extraordinarios recursos que, las plataformas digitales educativas nos ofrecen para el mismo. Es un dato real que no tiene vuelta atrás. Ahora bien, siempre es necesario reflexionar sobre el modo más adecuado de gestionar y utilizar las tecnologías, que no dejan de ser «medios» al servicio de la persona, la educación, el conocimiento, la investigación, las relaciones…

Bien decía el P. Manyanet, en el siglo xix, que «debemos estar a la altura del siglo» poniendo todos los medios más actuales al servicio de la educación integral de la persona. Se trata de educar en un uso crítico de los mismos, pues «nada es neutro» y todo responde siempre a intereses ideológicos o meramente comerciales.

Hoy, todos, de un modo u otro, somos «usuarios» digitales. Y, en este mundo, no gobernamos los cambios, sino que nos sobrevienen e «imponen» alterando nuestro modo de estar en el mundo y ofreciéndonos una nueva clave de lectura de la realidad y de llegar a las personas. Por ello, es necesario «educarnos en su uso» y disponer, adecuada y críticamente, de la inmensa cantidad de recursos y posibilidades que se abren ante nosotros y entre nosotros, tanto en la vida privada como en la profesional, las relaciones, el ocio… Para bien o para mal, todo queda «alterado» por la tecnología que puede, a través de sus contenidos, generar un cambio hacia un horizonte más humano, solidario, fraterno o bien lo contrario. El interrogante es siempre qué uso se hará de las herramientas digitales, en qué servicios se empleará todo su potencial y cómo se irá definiendo el nuevo marco de comprensión de lo humano, de las relaciones entre las personas y la naturaleza.

Siempre hemos sabido de la «ambivalencia» de los «medios» y del uso ideológico o desde el poder que puede hacerse de ellos, pero también de la oportunidad que representan para todos, particularmente en el ámbito educativo y de transmisión de la cultura, los valores, la fe…

No podemos ignorar las puertas que se abren en el ámbito de la comunicación y el diálogo intercultural, de la creación de vínculos más allá de las fronteras físicas, de intercambio de conocimientos y experiencias, el desarrollo de nuevas comunidades de aprendizaje y de evangelización, trabajo en red… No hay que olvidar nunca que son «medios» a disposición de fines profundamente humanos que favorezcan la convivencia respetuosa entre todos, discernir respecto a los caminos que nos llevan a alcanzar los fines más altos de la vida, que miran siempre a la realización personal en relación con los otros y como contribución para mejorar el mundo. Por todo ello, siempre será necesario promover la conciencia «digital» desarrollando habilidades prácticas en el uso y aplicación y la reflexión crítica sobre los contenidos, el uso responsable y ético así como confrontar la información y las fuentes de la misma.

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