(Josep M. Blanquet, SF) Después del capítulo general de 1981, el venerable Magín Morera se quedó en el seminario de la Sagrada Familia de Barcelona, al cuidado pastoral de la capilla pública del mismo. En realidad, siendo superior general, en la medida de sus posibilidades, ya estaba siempre disponible para cualquier servicio ministerial en la misma.
A partir de su dedicación más exclusiva, la misa diaria y dominical, las confesiones y dirección espiritual, la predicación de la Palabra, su presencia inalterada, la atención a las personas enfermas que lo solicitaban, etc., crearon un clima espiritual que muchas personas agradecieron. Desde Barcelona, hacía visitas breves a la casa noviciado de Reus y se ocupaba en otros asuntos de la Congregación, como la causa de beatificación del padre Manyanet y de los mártires, la difusión de la Visita Mensual Domiciliaria de la Sagrada Familia visitando en ocasiones concretas pueblos y parroquias, reunía a las celadoras de la VMD en Roma, Zaragoza, Igualada, Barcelona, Reus, Blanes, Molins de Rei, Vilafranca del Penedès, etc.
Durante la Semana Santa de 1981, apenas terminados los ejercicios espirituales en Banyoles, se dirigió hacia Ascó (Tarragona) para celebrar el triduo pascual. El párroco le dejó solo mientras él atendía a otra parroquia. Presidió todas las celebraciones, dirigió la Hora Santa del jueves, el Viacrucis y la procesión del entierro del viernes, y la procesión del Ángel el domingo de Pascua. Además, pasó largas horas en el confesionario, dejando una estela de espiritualidad que todavía hoy recuerdan algunas personas del lugar.
El 29 de octubre de 1983, en la misma capilla de Barcelona, celebró con gozo y agradecimiento al Señor los 50 años de su ordenación sacerdotal en una fiesta íntima con los religiosos, familiares y amigos. Puso como lema en el recordatorio: «Mi alma glorifica al Señor». «Hoy, hermanos —dijo en aquella ocasión—, vuelvo a repetir el “Sí” que Jesús pide a sus sacerdotes cada día. Yo me siento feliz. Vosotros me acompañáis a decirlo siempre con más y más gratitud. De corazón doy las gracias a mi Congregación, a mis familiares, amigos y exalumnos. Merece también un recuerdo el pueblo de Dios que desde tantos lugares y tan numerosos me han seguido a lo largo de estos 50 años de vida sacerdotal y educadora. A todos pido oraciones a fin de conseguir muchas y santas vocaciones para la Iglesia y nuestro Instituto. Un fuerte abrazo para todos y gracias».
En torno al P. Morera se reunieron también algunos exalumnos de las «Escoles del Poble» o «Escola Nova Unificada de Manresa»: «Los [alumnos de Manresa de 1936] que, a pesar del riesgo y con esperanza en la hora oscura, iluminabas su entendimiento y corazón juveniles en el cenáculo de la escuela». Y aunque ya estaba herido de muerte, el 29 de abril de 1984 lo celebró también en el templo parroquial de la Sagrada Familia de Nazaret, de Roma, que tantos sudores le habían costado. Fueron las pequeñas consolaciones que el Señor y la Sagrada Familia concedieron a su fiel siervo antes de su partida de este mundo